¡Ay Fortuna Cruel!
Los humanistas decían que el laúd era el instrumento que tenía el poder de amansar a las fieras; su cálido y tenue sonido, su sutileza, exige una escucha especial. La melodía y texto al que acompañan, la voz, se convierte en vehículo de lo intangible, de trazos sonoros que transformarán por unos instantes nuestro entendimiento.
De cualquier manera, hoy podemos reunirnos en una sala grande o pequeña, con público numeroso o escaso y evocar a la fortuna cruel, al correspondido o esquivo amor, a la naturaleza, al destino, a la vida, cantando y tañendo melodías y textos atemporales.
Ottaviano Petrucci (1466-1539) inventa un sistema de impresión de música con tipos móviles y edita el primer libro en el año 1501. Desde entonces la música ha podido ser accesible a mucha más gente y de forma más ecuánime que antaño, a través de costosos y poco numerosos manuscritos.
En este programa trasladaremos los “trazos” escritos e impresos tanto en los libros editados por Ottaviano Petrucci, con canciones para laúd, denominadas Frottolle, como en los dedicados a voz y vihuela impresos en España también en el siglo XVI.
Las “frottolle” son canciones sencillas, compuestas inicialmente para voz solista y laúd, sobre textos populares, que se cantaban en carnaval y fiestas del pueblo llano. Más tarde, en Italia, comenzaría el apogeo del madrigal. Sin embargo, las canciones españolas provienen, más bien al contrario, de villancicos y madrigales polifónicos anteriores, adaptados para poder ser cantados en ámbitos domésticos para instrumento y voz solistas.